Mientras estaba tomándole fotos a este outfit de repente apareció este perrito. Estoy segura que podía oler a Ramona, porque no me dejo en paz hasta que su amo se puso bravo y le dijo "¡Para la casa, ya!" El perrito no dejaba de mirar mis manos, como si tuviera algún juguete o como si quisiera que le lanzara una de esas varitas que estaban en el piso. Efectivamente, estaba loco por correr y alcanzar las varas - aunque no eran varas, eran hojas secas de palma -. No logre lanzar ni una porque son muy débiles, pero igual lo consentir y se divirtió un rato con nosotras.
También, un señor llegó, el señor que cuida los carros, nos preguntó que sin era nuestro perro. Y nos contó que su perrito, marihuana, se había muerto esta semana. Cayo un rayo y le dio un infarto; se veía que el señor extrañaba a su perro y quería compartir su dolor.
CAROLINA LLANO
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